La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

La construcción

· Estructura del edificio

Para ver un  edificio semejante en Roma, nos hemos de remontar a las antiguas edificaciones imperiales como el Mausoleo de Adriano, La Curia Julia o el Panteón.

El edificio que alberga la Capilla Sixtina es una enorme construcción de ladrillo. La Capilla, con sus 19 metros de altura está en la zona central. Bajo ella hay dos plantas más y otro espacio arriba.

La zona más inferior, que originariamente no tenía acceso desde arriba, se encontraba en gran parte por debajo del suelo. La existencia de ventanas en el lado norte sugiere que hacía las veces de almacén.

El nivel superior ocupa actualmente las colecciones modernas de los Museos Vaticanos. Difícilmente los visitantes son conscientes cuando recorren la doble fila de pequeñas habitaciones abovedadas que están debajo de la Sixtina.

El tercer nivel lo ocupa la capilla propiamente dicha. La integración de arquitectura y decoración pintada es tan perfecta que hemos de pensar que, de algún modo, desde el principio ya estaba concebida su decoración.

· la parte inferior de las paredes está decorada con una tapicería ficticia que, en las grandes solemnidades, se cubrían con verdaderos tapices diseñados por Rafael.

· La segunda zona está coronada por una gran cornisa que se utiliza para poder realizar las labores de limpieza y mantenimiento. En esta zona están los frescos con las Historias de Moisés y de Jesucristo, separados por pilastras pintadas.

· La tercera zona alterna los grandes ventanales que iluminan la capilla con la Galería de los papas.

· Por último, se encuentra la bóveda que es de cañón aunque ligeramente achatada e interrumpida en todo su perímetro por los lunetos sobre las ventanas.

El Cuarto nivel, sobre la Capilla, era un espacio cubierto por un tejado y compartimentado en diferentes aposentos que, en alguna ocasión (1503) se utilizaron como prisión.

Alrededor de este espacio, y en la parte exterior, había -como en Avignon- un pasaje con matacanes que daba al edificio un aire muy defensivo. La construcción de Sixto IV se convertiría así en  una poderosa defensa del lado occidental del Vaticano.

· Modificaciones, daños y reparación

El edificio que hoy contemplamos ha sufrido continuas modificaciones a lo largo de su historia, alguna ya en época del propio Sixto IV. Estos cambios se ha producido tanto en su estructura como en su decoración.

Sixto IV comenzó las reformas haciendo una sacristía que ya se utilizó en el cónclave posterior a su muerte, si bien fue su sucesor (Inocencio VIII) quien la terminó. Este espacio, más que para revestirse el papa, se utilizaba para albergar reliquias, libros litúrgicos, accesorios… y era la vivienda del sacristán papal.

El presbiterio también fue cambiado hacia 1550-60 cuando se añadió un cuarto escalón a los tres existentes originariamente para proporcionar más zona de asiento pues gran parte de los funcionarios de la Curia tenían derecho a sentarse en estos escalones. Cuando esta burocracia aumentó fue necesario también desplazar el tabique que divide la capilla. Podemos observar la posición original del mismo mirando detenidamente el suelo o la Galería del coro que, en origen, quedaba partida por el mismo.

La modificación más radical  fue la realizada en 1534.35 cuando se destruyó el muro del altar para que Miguel Ángel pudiese pintar El Juicio Final. Se quitaron tres cornisas, se tapiaron dos ventanas y se sacó el marco de piedra del retablo de Perugino dedicado a la Asunción aunque, en un principio, Miguel Ángel intentó preservarlo. Este retablo, visto desde la entrada de la capilla, quedaba enmarcado por la puerta de la cancela, lo que abunda en la idea de que toda la decoración fue extremadamente meditada.

Sólo conocemos el aspecto de este retablo a través de un dibujo anónimo que ha llegado hasta nosotros, aunque si lo comparamos con obras del mismo tema de Perugino, podemos hacernos una idea de cómo era su aspecto.

Sobre este altar se perdieron dos escenas, una del ciclo de la Vida de Moisés (El Nacimiento de Moisés) y otro del de la Vida de Cristo (El Nacimiento de Jesús). Sobre ellos, dos personajes pertenecientes a la Galería de Papas (San Pedro y -posiblemente- San Pablo). La ménsula que se conserva bajo la figura de Jonás hace pensar que bajo ella no existía una pilastra figurada como en el resto de las capillas separando estas dos figuras sino, según se cree. una imagen de Cristo que centraba el muro.

Por último, también se destruyeron dos lunetos con antepasados de Jesús; los correspondientes a Abraham, Isaac, Jacob y Judas y el que representaba a Farés, Esron y Aram.

 

Comments are closed.