La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Caronte

Personaje mitológico, considerado el barquero de las almas de los muertos en la concepción griega, etrusca y romana, está representado por Miguel Ángel según el modelo descrito por Dante en el tercer canto del Infierno. Este personaje no pertenece a la tradición cristiana.

Cenáculo

Después de dos mil años, no es fácil encontrar los restos del lugar indicado como el del Cenáculo. Sabemos por el historiador cristiano Epifanio que, en el año 70 d.C., los soldados romanos, con Tito a la cabeza, perdonaron, de la destrucción total de la ciudad, la pequeña Iglesia de Dios, situada en ese lugar. A pesar de todo, en el año 614, los persas destruyeron todo, incluida la basílica que había sido erigida en el siglo IV por los bizantinos. Los cruzados, en el siglo XII, reconstruyeron una iglesia con tres naves, desde la cual se subía a una capilla superior identificada como el lugar de la última cena y de la bajada del Espíritu Santo. Con la vuelta de los musulmanes fue convertida en mezquita. La construcción actual consta de dos naves y está dividida por una hilera de tres columnas, obra de los franciscanos en el siglo XIV.

Circuncisión

En aquel tiempo, Jesús, ocho días después de su nacimiento, fue circuncidado según las Leyes establecidas por Moisés; recibió el nombre de Jesús, como había sido indicado por el ángel a su madre y en el tiempo de la purificación fue llevado por sus padres a Jerusalén para ser ofrecido al Señor. La circuncisión, practicada ocho días después del nacimiento, es una característica del pueblo hebreo, y todavía hoy es practicada. En la antigüedad también era una costumbre en otras poblaciones. Consiste en la incisión de la membrana externa del órgano genital masculino. Esta prescripción religiosa aparece por primera vez en el capítulo 17 del primer libro de la Biblia, el Génesis, y es signo de la Alianza de Dios con Abraham.

Cirineo

La cruz sobre la que fue crucificado Jesús pesaba mucho. Jesús, agotado por la flagelación, casi no podía sostenerla, por lo que los soldados obligaron a Simón de Cirene a transportarla en lugar del condenado. Miguel Ángel lo retrata en el gesto de cargar la cruz. De este Simón no se sabe nada, pero en los Evangelios se habla de Alejandro y Rufo, que el evangelista Marcos indica como sus hijos, evidenciando implícitamente el hecho de que eran conocidos por la comunidad cristiana. También san Pablo, en la Epístola a los romanos (16. 13), saluda a un cierto Rufo y a su madre: podrían ser el hijo y la esposa de Simón. Una narración legendaria incluye al Cirineo entre los Setenta discípulos de Cristo; según ésta misma narración, habría muerto mártir, crucificado como Jesús.

Columna de la Flagelación

La flagelación era, entre las torturas, una de las más dolorosas. El látigo, formado por numerosas cuerdecillas de cuero, al final de las cuales había esferillas de plomo, surcaba profundamente la espalda del condenado, normalmente atado a un fuste o una columna. En la profecía de Isaías sobre el “Hombre de los dolores”, flagelado y objeto de escarnio, la Iglesia ha visto siempre a Jesucristo, que no es humillado por los sufrimientos, pues es asistido por Dios (Is 50, 7). En la exaltación de los símbolos de la Pasión de Jesús, ya se ve expresado el sentido de la victoria, que será completa con la resurrección después de la muerte.

Corona de espinas

La corona de espinas sostenida por unos ángeles está casi en correspondencia con la cabeza de Jesucristo. Miguel Ángel se inspira probablemente en el Evangelio según San Juan, quien, antes de la coronación de espinas, narra el dialogo de Jesús con el gobernador Pilatos, que le pregunta expresamente si él es el “Rey de los judíos” (Jn 18, 33-37), a lo que Jesús responderá: “Tú lo dices, yo soy Rey”, pero con una puntualización: mi reino “no es de este mundo”. La corona de espinas, por lo tanto, se eleva como signo de la realeza universal de Cristo. Él es el Rey vencedor, que juzga a los hombres (Apocalipsis 11, 15-18).

Creación

Dios creó el mundo en siete días. ¿Es posible? Sin duda alguna, para Dios todo es posible, aunque debe entenderse como una cifra convencional, que los estudiosos definen como un género literario. Siete, de hecho, son los días de la semana que, en la tradición hebrea, representaba una unidad elemental de tiempo. O, lo que es lo mismo, decir en siete días significaba un espacio de tiempo muy breve pero completo. Al sexto día de esta semana Dios creó al hombre. Pero, ¿por qué motivo se llamó Adán? En hebreo, adam significa ser humano, hombre. También el nombre de Eva tiene un significado simbólico; en hebreo significa la que da la vida, o sea la madre.

Cruz

Obsérvese que en la cruz que los ángeles enseñan hay colgado un hombre. El personaje no es, ciertamente, Cristo (entre otras cosas, pintado de este modo, desde atrás, no tendría significado), sino el Buen Ladrón, uno de los dos crucificados con él en las cruces del Calvario al que Cristo promete: «Yo te aseguro; hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lucas 23, 43).

En la antigüedad cristiana, la Cruz, además de ser un símbolo de sufrimiento y de muerte, era también anticipación de resurrección. Por dicho motivo se representaba con piedras preciosas y oro. Miguel Ángel, con un recurso distinto, evidencia el mismo tema. En la cruz hay colgado un hombre, el primero que en el Evangelio es declarado salvado. La Cruz es el símbolo del misterio de la salvación, que tiene sus epígonos en la muerte y resurrección de Jesucristo.

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