La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

David y Salomón

(desiderabilis aut fortis manu e pacificus: deseable o de mano fuerte y pacífico)

1 Sam 16, 13: “Samuel tomó el cuerno del aceite y le ungió en presencia de sus hermanos. El espíritu del Señor se apoderó David a partir de aquel día.”

2 Sam 12, 24: “Después David consoló a Betsabé, su mujer; se unió a ella y le dio un hijo, al que llamó Salomón.”

Los nombres que figuran en la tabla son los de los tres personajes fundamentales en la genealogía de Cristo. El personaje de la izquierda, de aire vagamente oriental, cubierto de ropajes, sería el rey David, del que la narración bíblica nos dice que era muy friolero (1 Reyes 1,1: el rey David era anciano y, si bien lo cubrían, no lograba calentarse).

Cerca de él, que era también sacerdote, se ve la figura del hijo pequeño, Salomón, que, con la cabeza cubierta y un platito en la mano, parece ayudar al padre en un sacrificio. La anciana que, a la derecha de la luneta, hila, solitaria, en la rueca, es Betsabé, esposa de David, abandonada por éste. El tercer personaje recordado en la tabla, Jesé, es el protagonista de la albanega que está encima.

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