La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Simbología Manasés y Amón

El contraste existente entre el hombre y la mujer se re­produce en Manasés y Amón, representados de espaldas. Manasés, a la derecha, se sienta cansado y encorvado, tiene las manos y las piernas cruzadas y lleva medias verdes, una vestimenta de color amarillo dorado, una camisola blanca debajo de un jubón de color rojo violeta y, encima de todo, un manto violeta penitencial cuya capucha le cubre la cabeza.

La Escritura cita incluso el nombre de la madre de Amón, que aparece representada en el lado izquierdo de la lune­ta y se llamaba Mesul-Jémet. Amón sólo reinó dos años, llevó la misma mala conducta que su pa­dre Manasés, y murió a raíz de una conjura palaciega; el piadoso Josías le sucedió en el trono. Manasés fue rey a los doce años (2 R21, 1-18), reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén y permitió la idolatría, tanto es así que, según parece, sacrificó a uno de sus hijos a Moloch, y es muy probable que durante su reinado fuera martirizado el pro­feta Isaías, que aparece pintado a la derecha de la bóveda de la Sixtina, inmediatamente encima de él. Cabe pregun­tarse si la melancólica mirada que Mesul-Jémet posa en su hijo, completamente envuelto en fajas blancas, alude a su posible muerte en sacrificio.

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