Simbología Manasés y Amón
El contraste existente entre el hombre y la mujer se reproduce en Manasés y Amón, representados de espaldas. Manasés, a la derecha, se sienta cansado y encorvado, tiene las manos y las piernas cruzadas y lleva medias verdes, una vestimenta de color amarillo dorado, una camisola blanca debajo de un jubón de color rojo violeta y, encima de todo, un manto violeta penitencial cuya capucha le cubre la cabeza.
La Escritura cita incluso el nombre de la madre de Amón, que aparece representada en el lado izquierdo de la luneta y se llamaba Mesul-Jémet. Amón sólo reinó dos años, llevó la misma mala conducta que su padre Manasés, y murió a raíz de una conjura palaciega; el piadoso Josías le sucedió en el trono. Manasés fue rey a los doce años (2 R21, 1-18), reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén y permitió la idolatría, tanto es así que, según parece, sacrificó a uno de sus hijos a Moloch, y es muy probable que durante su reinado fuera martirizado el profeta Isaías, que aparece pintado a la derecha de la bóveda de la Sixtina, inmediatamente encima de él. Cabe preguntarse si la melancólica mirada que Mesul-Jémet posa en su hijo, completamente envuelto en fajas blancas, alude a su posible muerte en sacrificio.