La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Jeremías

«Dios me ha exaltado» o «He exaltado a Dios»

 

Jeremias 01 OK PF“¡Maldito el día en que nací! ¡El día que me dio a la luz mi madre no sea bendito! ¡Maldito aquel que felicitó a mi padre diciendo: «Te ha nacido un hijo varón» y le llenó de alegría! ¡Sea el hombre aquel semejante a las ciudades que destruyó Yahveh sin que le pesara!” (Jer 20, 14-16)

“… con las piernas cruzadas, mesándose la barba con una mano y apoyando el codo encima de la rodilla, la otra mano posada sobre el regazo, la cabeza inclinada de tal manera que demuestra la melancolía, los pensamientos, la reflexión y la amargura que tiene por su pueblo…” (Giorgio Vasari, Vida de Miguel Ángel Buonarroti, florentino, 1568)

Llamado por Dios a ser el profeta de las desventuras, Jeremías, de temperamento sensible, sufre por los castigos y tormentos infligidos por el Altísimo al pueblo de Israel, pecador e infiel. Fue el orador más duro de todos los profetas y castigó severamente la corrupción tanto del sacerdocio como de los líderes de las naciones. Incluso hoy en día, reciben el nombre de «jeremiadas» aquellos discursos que fustigan con dureza el orden establecido. Tal y como Jeremías avisó, Dios se exaltó mediante el juicio estricto y el potente castigo de Israel, cuando Babilonia destruyó Jerusalén, incendió el Templo Sagrado y se llevó a la población al exilio.

Miguel Ángel ha retratado al profeta totalmente afligido por su propio dolor, pero resignado y dócil ante la voluntad divina. La personalidad compleja y el aspecto de anciano sabio han sido comparadas muchas veces al mismo Miguel Ángel, quien se habría retratado en este fresco.

·Simbolismo

·Galería

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