La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Los ángeles con las trompetas

Juicio FInal angeles trompeta 01a

Y enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y congregarán a sus elegidos de los cuatro vientos desde un extremo del cielo hasta el otro extremo.
(Mateo 24, 31)

 

Y vi a los siete ángeles que están en la presencia de Dios, y les fueron dadas siete trompetas.
(Apocalipsis 8, 2)

 

Y vi un gran trono blanco y al que sobre él estaba sentado, de cuya faz huyó la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos…
Y se abrieron los libros; y otro libro se abrió, que es el de la vida; y fueron juzgados los muertos por lo que estaba 
escrito en los libros, conforme a sus obras…
Y quien no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue arrojado al estanque del fuego.
(Apocalipsis 20, 11-15)

En las representaciones tradicionales del Juicio Final solía haber dos o, como mucho, cuatro trompeteros dispuestos de manera simétrica que despertaban a los muertos. Sin embargo, en la de Miguel Ángel, cuyo dinamismo no tiene precedente, aparecen hasta once ángeles envueltos en mantos de colores, ocho de ellos con trompetas, formando bajo la figura de Cristo un núcleo secundario de energía que intensifica el dramatismo de todo el conjunto y funciona como punto de apoyo sobre el que bascula la segunda banda. Una pronunciada diagonal corta por la mitad este grupo de ángeles sin alas. Los cinco de la izquierda dirigen sus miradas, trompetas y un libro pequeño abierto -donde se inscribe el nombre de los elegidos- en diagonal hacia abajo, hacia la izquierda, despertando a los muertos. A su vez, los dos ángeles más exteriores al grupo, como si ayudaran a los elegidos en su ascensión, se mueven hacia arriba, en dirección al fornido trompetista del centro, en una vorágine de músculos en tensión y paños al viento. Este heraldo hercúleo y recargado, que arrodilla con firmeza su pierna izquierda sobre una nube, desencadena un torbellino de energía que sube y baja a través del arco de sus hombros y brazos extendidos.

Juicio FInal angeles trompeta 09aEn el subgrupo de seis ángeles de la derecha, dos han dejado de tocar sus trompetas. Uno de ellos apunta hacia abajo a la izquierda, la misma dirección a la que el otro dirige su mirada, y ambos reclaman atención a un gran libro abierto donde se inscribe el nombre de los condenados, un volumen suficientemente pesado como para necesitar de dos ángeles arrodillados para sostenerlo. El libro y dos trompetas se orientan en dirección a los condenados, mientras los ángeles, en su mayor parte se asoman, se vuelven o dirigen su mirada hacia la derecha y hacia abajo. Así pues, los ángeles con trompetas –manifestación visible de la voluntad divina- refuerzan como conjunto el dominio de Cristo sobre todas las figuras del fresco, tanto las ascendentes como las descendentes. Los dos que han silenciado sus instrumentos presagian el final inminente del drama.

Aunque en el trono del mosaico de Torcello aparece un Libro del Juicio, nunca hasta ahora habían desplegado los ángeles dos libros, uno pequeño para los elegidos y otro grande para los condenados. Podemos suponer que Miguel Ángel se basó en el Apocalipsis, donde se establece (20,12) que los muertos serán juzgados “por lo que estaba escrito en los libros (en plural), conforme a sus obras”. Se acentuaba así la necesidad de las obras para la salvación, postura que el Concilio de Trento elevó a dogma en 1547 para contrarrestar la convicción de Lutero y otros reformadores –alguno de ellos católicos- de que la fe por sí sola bastaba.

Los ángeles, encarnación de la voluntad divina, intensifican el poder de Cristo. El titánico heraldo trompetista -una de las más grandiosas creaciones de Miguel Ángel- se apoya en su pierna flexionada y descarga una atronadora fanfarria sobre la parte inferior izquierda para despertar a los muertos, proyectando su macizo brazo izquierdo en sentido contrario; así equilibra su acción e irradia la fuerza expansiva de sus hombros en tensión sobre las nubes que lo circundan.

Los instrumentos de los demás ángeles funcionan también como claves direccionales que apuntan el movimiento general del fresco, ascendente en la izquierda, a través de la banda de los elegidos, y descendente en la derecha. Los dos que han silenciado sus trompetas señalan el final inminente del drama, mientras son necesarios otros dos para sostener el enorme infolio con los nombres de los condenados.

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