La interpretación Judía de La embriaguez de Noé
En la Biblia después de que Noé salve su vida y construya el primer altar, planta un viñedo (al fondo a la izquierda) e inventa el vino. Poco después, se convierte en su mejor cliente, tal y como se ve por su cuerpo hinchado y sus facciones coloradas en la última escena, en primer término. Cae dormido desnudo y así es descubierto por su hijo Cam, que en lugar de cubrir la desnudez de su padre, corre a contárselo a sus hermanos Sem y Jafet. Los hermanos entran respetuosamente en el lugar donde está durmiendo su padre, le acercan un vestido y vuelven la cabeza para no verlo en sus desgraciadas circunstancias. En el Génesis, 9, 24, la Torá explica: «Y Noé se despertó de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo menor». Los sabios del Talmud se preguntaron cómo podía saber Noé, sólo al despertarse, lo que Cam «le había hecho», tratándose simplemente de una burla obscena y una falta de respeto mientras estaba inconsciente. El rabino Samuel (en el tratado talmúdico Sanedrín, 70a), encontró una relación textual con un episodio posterior del Génesis en el que Siquem, un príncipe pagano, ve por casualidad el cuerpo de Dina, la única hija del patriarca Jacob. Después de haberla visto desnuda, Siquem no puede controlarse y viola a Dina (Génesis, 34, 2). El rabino Samuel llegó a la conclusión de que Cam había seguido su impulso animal y de un modo similar había abusado sexualmente de su propio padre. En realidad, esto daría más sentido a la declaración de Noé justo después de despertarse. Y también hace mucho más comprensible la dureza de su respuesta cuando maldice a su hijo Cam por sus acciones.
Aquí, en la versión de Miguel Ángel ha pintado a los otros dos hijos, Sem y Jafet, entrando en la habitación de Noé para cubrirlo y con las cabezas vueltas para evitar ver la desnudez de su padre. Cam ha vuelto a entrar detrás de ellos y señala a Noé, sin volver la cabeza. Cam sujeta incluso a su hermano (con seguridad Jafet) desde atrás para tratar de disuadirlo de que tape a su padre. El artista ha dado un enfoque en definitiva homoerótico al abrazo de Cam a su hermano menor, dando la impresión de que a Cam le gustaría también ahora abusar sexualmente de Jafet.
Las explicaciones oficiales de este panel van desde que se trata de un presagio de la Encarnación de Jesús (la plantación de una nueva viña), hasta que es una alusión a la Pasión (debido al color rojo sangre del vino), pasando por la posibilidad de verse como la redención a través de Cristo (tapando los pecados del pasado). Sin embargo, una nueva mirada a la escena hace que sea mucho más probable que Miguel Ángel estuviera siguiendo una vez más tanto las enseñanzas talmúdicas, como sus propias tendencias sexuales.
Existe un motivo más por el que la franja central parece terminar con esta nota relativamente menor y deprimente. Como vimos en el díptico (panel con dos partes) de El jardín del Edén, Miguel Ángel conocía muy bien el concepto de los dos lados del alma humana —el Yetzer ha-Tov y el Yetzer ha- Ra—, la tendencia trascendente espiritual respecto a la tendencia materialista animal. En ese panel, emparejó la serpiente y el ángel, reflejándose entre ellos como en un espejo, para representar esta lucha continua entre el bien y el mal que tiene lugar en el alma humana. Aquí, en el tríptico de Noé, colocó el Diluvio en el medio, enmarcado antes por el lado trascendente y espiritual de Noé (la escena del sacrificio), y después por el lado pecador y hedonista de Noé (la escena de la embriaguez).
El artista no nos deja con una nota negativa, pero —cuando vemos el tríptico de Noé como un todo, tal y como lo diseñó Miguel Ángel para ser visto en un principio— nos propone una profunda pregunta espiritual al abandonar la Sixtina. Miguel Ángel nos pregunta qué tendencia vamos a seguir nuestro Yetzer ha-Tov o nuestro Yetzer ha-Ra.