La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Jonás

«Dios responderá»

Jonas 01 OK PF“Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal desde el mayor al menor…
Vio Dios lo que hacían, cómo se convirtieron de su mala conducta,
y se arrepintió Dios del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo.” (
Jon 3, 5; 3, 10)

En su breve y singular libro, se narra la conversión de los habitantes de la ciudad de Nínive, famosos por su perversión, acaecida tras la profecía anunciada por el reacio profeta. Se queda asombrado al ver que sus habitantes le prestan atención de inmediato y Dios muestra su compasión divina hacia ellos. La misericordia y el perdón que esta gente encontró en Dios por haberse arrepentido, indignó a Jonás, el cual se lamentó a Dios. Éste parece ser, en la actitud impetuosa de la figura, el momento exacto en que lo retrata Ángel. Al lado, el pintor ha retratado algunos temas típicos de la historia de Jonás, como el gran pez que se lo tragó y lo escupió tres días después (prefiguración de los tres días pasados por Cristo en el sepulcro antes de resucitar) y la rama detrás de la cabeza, recuerdo del árbol de ricino hecho crecer por Dios en el desierto para proteger al profeta del sol. Las últimas palabras de su Libro son de Dios, explicándole a Jonás por qué era tan vital tener compasión de esa gran ciudad, independientemente de que sus habitantes fueran gentiles o judíos.

El tema fundamental del libro de Jonás es el juicio divino, y éste se relaciona con la Separación de la luz de las tinieblas que está situado encima, símbolo transparente del Juicio Final.

La historia cuenta que cuando Miguel Ángel se acercaba al final de su trabajo en la bóveda, su antiguo rival Bramante (el arquitecto que lo metió en ese lío) entró en la capilla para echar un vistazo al fresco casi terminado. «Va bene, de acuerdo, sabes pintar», admitió a regañadientes delante de Miguel Ángel. «Pero un pintor de verdad impresionaría al espectador con figuras pintadas con la técnica del trampantojo». Miguel Ángel había utilizado dicha técnica en distintas partes de la bóveda, en elementos arquitectónicos falsos, como las nervaduras de la bóveda y los pedestales blancos cuadrados que parecen ser asientos tridimensionales para los ignudi; sin embargo, no había aplicado todavía la técnica a las figuras humanas. Pero después de cuatro años de práctica in situ, estaba dispuesto a asumir el reto. Como demostración definitiva de su poder artístico —un talento que, según los que pretendían denigrarlo, era incapaz de trasmitir en otro arte que no fuera el de su verdadera profesión de escultor—, Miguel Ángel reservó para el final un ejemplo magnifico de pintura tridimensional. Jonás parece estar asomando las piernas fuera de la pared y balancearlas sobre el altar, mientras que su espalda y su cabeza parecen estar recostadas contra el tejado de la Sixtina, en el cielo. Es una aplicación incomparable de la técnica, que sirvió para rebatir a quienes criticaban a Miguel Ángel.

·Simbolismo

·La interpretación Judía

·Galería

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