La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Sibila Cumana

Sibila Cumana 01OK PF“es una sibila anciana y bellísima que, mientras está sentada, estudia un libro con excesiva atención y no sin las bellas actitudes de dos ángeles que están cerca de ella.” (Giorgio Vasari, Vida de Miguel Ángel Buonarroti, florentino, 1568)

Pese a que Cumas se encontraba cerca de la actual Nápoles, está sibila está considerada como la sibila de Roma. Fue la sibila de Cumas quien escribió los libros sibilinos y los vendió a Lucio Tarquino el Orgulloso, uno de los legendarios reyes de Roma. Según la historia, cada vez que le ofrecía en venta uno de sus libros con profecías sobre el futuro de Roma, él se quejaba de que el precio era demasiado elevado. Pero la sibila de Cumas era una negociadora aún más dura que el rey. Cada vez que él se negaba a comprar, ella quemaba uno de aquellos pergaminos insustituibles y subía a continuación su precio de venta. Cuando Tarquino el Orgulloso cedió, ella le vendió el tercio superviviente de los libros a cuatro veces el precio original.

Pero la sibila de Cumas recibió su merecido. El mitológico dios Apolo la deseaba por su belleza y su sabiduría. Ella le pidió primero un favor cogiendo un puñado de arena, le dijo a Apolo que quería vivir tantos años como granos de arena tuviera en su mano. Él le concedió el deseo, pero luego ella lo rechazó. Apolo le respondió diciéndole: «Muy bien, pero olvidaste pedirme que te concediera la juventud Sibila Cumana 04junto con tu prolongada vida». A medida que fueron transcurriendo los siglos, la sibila de Cumas continuó con vida, pero cada vez más vieja, arrugándose con la edad hasta tal extremo que acabó cabiendo dentro de una tinaja de aceite. Miguel Ángel la representa, a pesar de su impresionante cuerpo musculoso, como una vieja fea, con la cabeza tan encogida que ya es mucho más pequeña que el cuerpo.

El rostro arrugado, agudo retrato de una mujer anciana que cuida poco de su persona, contrasta en realidad con los hombros y los brazos poderosos que tienen bien sujeto un gran libro, en el que la profetisa parece descubrir algo terrible. La simplicidad del ropaje y el detalle de la bolsa que cuelga del trono con un cuchillo, aluden a la personalidad de esta antigua mujer, bastante sabia y, por esto, frugal y simple.

·Simbolismo

·Galería

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