La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Los medallones de bronce en torno a

La Creación de Eva

10- Medallones DavidDavid arrodillado frente al profeta Natán

2 Sam 12, 9: “¿Por qué has menospreciado a Yahveh haciendo lo malo a sus ojos, matando con la espada a Urías el hitita, tomando a su mujer por mujer tuya y matándole con la espada de los ammonitas?”

Este medallón, sostenido por los desnudos situados encima de la Sibila Cumana, representa a David arrodillado delante del profeta Natán, que le había reprendido por el adulterio cometido con Betsabé y por haber provocado la muerte de Urías. Se percibe claramente que el guerrero situado a la izquierda ha sido pintado en seco, o sea cuando el revoque (mezcla de cal y arena) ya se había secado, de manera que el color no ha penetrado completamente en el interior y no se ha mezclado químicamente con el revoque, por ello el color es más apagado y débil. Este medallón podría haber sido pintado al fresco por Aristotele da Sangallo sobre el dibujo de Miguel Ángel.

Otros autores relacionan este tondo con El homenaje tributado por Alejandro Magno al Sumo Sacerdote de Jerusalén.

1 Mac 10, 59-65: El rey Alejandro escribió a Jonatán que fuera a visitarlo; en vista de eso, Jonatán se dirigió a Tolemaida con un gran cortejo. Se encontró allí con los dos reyes; les dio, tanto a ellos como a sus amigos, plata y oro; distribuyó muchos regalos y conquistó su favor. Algunos renegados, la peste de Israel, se habían juntado y se presentaron para quejarse de él, pero el rey no les prestó ninguna atención. Ordenó más bien que Jonatán dejara la ropa que llevaba para vestirlo de púrpura, lo que así se hizo. Luego el rey lo hizo sentarse cerca de él y dijo a sus secretarios: «Vayan con él a la ciudad y proclamen esto: Nadie venga a quejarse de él por cualquier asunto y nadie trate de molestarlo por cualquier motivo». Cuando sus acusadores vieron los honores que se le habían hecho, y cuando oyeron la proclamación que se hacía, salieron todos huyendo. El rey le concedió el honor de contarlo entre sus primeros Amigos y lo nombró jefe supremo y gobernador, después de lo cual Jonatán regresó muy feliz a Jerusalén, sano y salvo.

Es evidente que con el homenaje de Alejandro al sumo sacerdote se quiere significar el predominio del poder espiritual sobre el secular. Alejandro, tras bajar del caballo, se arrodilla humildemente ante el sumo sacerdote, lo que remite de una forma ciertamente audaz a Eva, que en el momento de su creación se inclina con las manos juntas y rinde homenaje a su Creador.

03-Medallones-Nicano-or-tribu-acab-OK-Pfeiffer.jpgDestrucción de la tribu de Ajab

2 Re 10, 16-17: “Y le dijo: «Sube conmigo y verás mi celo por Yahveh». Y le llevó en su carro. Entró en Samaria y mató a todos los supervivientes de Ajab en Samaria, hasta exterminarlos, según la palabra que había dicho Yahveh a Elías.”

Se trata de un episodio que representa el castigo divino infligido a quien no ha sido fiel y ha pecado. Efectivamente, la tribu de Ajab adoraba a Baal. Probablemente también este “tondo” ha sido realizado por Aristotele da Sangallo, y el grupo de figuras situado a la izquierda ha sido claramente realizado en seco. La composición parece derivar de los sarcófagos romanos que estaban ilustrados con los soldados luchando contra los bárbaros.

Otros autores relacionan este tondo con La derrota y muerte de Nicanor

1 Mac 7,39-47: Nicanor salió pues de Jerusalén e instaló su campamento en Bet-Horón, en donde se le juntó el ejército de Siria. (…) Cuando los soldados de Nicanor vieron que había caído, arrojaron sus armas y emprendieron la fuga. Los judíos los persiguieron todo el día, desde Adasa hasta las inmediaciones de Gazer, y mientras los perseguían, tocaban la trompeta con todas sus fuerzas. De todas las aldeas de Judea salía gente para cercar a los fugitivos y obligarlos a detenerse para que se defendieran; así fue como perecieron todos a espada y no escapó ni uno solo. Juntaron sus despojos y todo lo que encontraron; cortaron la cabeza de Nicanor, más su mano derecha, y las llevaron a Jerusalén, donde fueron expuestas. 

La representación de la cabeza y las manos cortadas de Nicanor colgando en las murallas de Jerusalén debe considerarse paralelamente a la primitiva promesa que, como se dice en el Libro del Génesis, Dios hizo a Eva después de que cayera en el pecado original: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón» (Gn 3, 15). Nicanor, enemigo del pueblo de Dios, representa alegóricamente la figura de Satanás.

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