La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Simbolismo de La Separación de las Aguas

Separacion Aguas 2Los dedos de la mano derecha se dirigen hacia lo alto, mientras que la mano izquierda se inclina por encima de las aguas inferiores. Al igual que en la Creación de Adán, Dios viste de color violeta claro y se envuelve en un man­to rojo que le ciñe el abdomen y se hincha hasta formar un segundo revestimiento que limita el espacio ocupado por las otras tres figuras desnudas. En el niño que vemos flo­tando en el aire junto al Padre, detrás de su hombro y bra­zo izquierdos, podemos reconocer de nuevo una referen­cia a la segunda persona de la Trinidad, el Hijo de Dios. El viento que hincha su manto rojo, como si fuera una envoltura que determina un espacio, alude a la presencia de la tercera persona, el Espíritu Santo.

Los dos personajes que se hallan a la espalda de Dios Pa­dre resultan enigmáticos. Se trata de una muchacha joven que mira hacia la izquierda, fuera del panel, y un mucha­cho cuyo rostro, aunque se oculta en la cavidad creada por el manto, es reconocible. Probablemente la joven re­presenta, como la figura femenina de la Creación de Adán, idea divina de mujer en Dios, y en especial la Inma­culada. El muchacho alude a la idea de hombre y, tam­bién, al futuro Hijo de la Inmaculada.

Separacion Aguas 3Como ya hemos dicho, la mirada de la muchacha nos lle­va fuera del espacio pintado y del ámbito del panel, y con­duce directamente al tondo que dos jóvenes desnudos sos­tienen con una tira de tela. Más adelante nos ocuparemos de ellos, de sus compañeros y de las representaciones con­tenidas en los tondos correspondientes. Lo que aquí nos interesa es constatar que de todos los tondos sólo éste no contiene la reproducción de ninguna figura, pues está completamente vacío. Miguel Ángel se sirvió de la curva­tura de la bóveda para representar su superficie de mane­ra cóncava. Podría ser que con esto pretendiera ofrecer­nos una representación simbólica del firmamento, de la bóveda del cielo, en cuya creación Dios se comprometió, como vemos en la escena del panel principal. Pero el vacío también podría ofrecernos una imagen simbólica de la pu­reza de la Inmaculada.

La figura femenina tiene aspecto de muchacha para indi­carnos que, como el resto de la creación, su realización se produce de manera gradual. Una vez más, Miguel Ángel elaboró ideas originales a las que dio forma y color de in­mediato, proporcionando la ilusión de un espacio tridi­mensional y las posibles relaciones a las que da lugar, que a través del diálogo de las miradas pueden extenderse de una zona a otra del fresco.

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