La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

La Edad de Oro de Julio II

Julio IIJulio II luchó por ser un personaje respetado y conocido a través de la restauración y recuperación de la idea de una Roma grande. Esta segunda edad de oro de Roma pretendida por Julio II, sin embargo, será fugaz. En Roma se intentó definir un gran proyecto clásico, que abarcó desde la arquitectura al urbanismo y desde la escultura a la pintura. Fue un lenguaje común, universal, como lo llegó a ser el griego clásico.

Esta nueva «Edad de Oro» reivindica sus orígenes en otras dos edades ya pasadas (pero que ahora vuelven): el siglo de oro de la Atenas de Pericles y el siglo de Augusto (s. I) en el inicio del Imperio Romano.

“Este siglo, como una edad de oro, ha vuelto a iluminar las artes liberales que casi se habían extinguido: gramática, poesía, retórica, pintura, escultura, arquitectura, música, la antigua melodía de la lira órfica, y todo a la vez en Florencia. Alcanzando lo que apreciaban los antiguos, pero olvidado desde entonces, esta época ha unido la sabiduría con la elocuencia, la prudencia con el arte de la guerra, y esto es patente en Federico, duque de Urbino, como si hubiera sido ungido por la misma Pallas. Entre vosotros también, mi querido Paul, este siglo muestra el perfeccionamiento de la astronomía y, en Florencia, la enseñanza platónica ha surgido a la luz desde la sombra (…)”

Carta de Marsilio Ficino a Paul de Middelburg en 1492

«Que se asombren quienes sepan distinguir en los escorzos y en las figuras la perfección de los contornos esbeltez y redondez magníficas y con gracia en los bellos y proporcionados desnudos sedentes, dándose la vuelta, sosteniendo festones de hojas de encina y roble escudo de armas del papá Julio, que indicaba a un tiempo que estaba allí la edad de oro, ya que a continuación de su Gobierno, se padeciera en Italia miserias y tormentos de Italia, en prueba de ello es cosa que las figuras sostienen algunos medallones que tienen historias en bronce y oro del Libro de los Reyes. Para la majestad y grandeza de Dios, lo presenta dando la luz a las tinieblas con los brazos abiertos, sujetándose solo el mismo sin artificio.»

Vasari: Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos

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