Elías
Profeta, durante el reinado del rey Ajab y de Ocozias, en Israel. Fue uno de los profetas más grandes y venerados de Israel, y en él, como un Elías resucitado, la gente identificaba al mismo Jesús. Sus obras fueron prodigiosas: multiplicó la comida y el aceite de una viuda, y resucitó a su hijo muerto. Desafió a Ajab a una prueba con los profetas de Baal sobre el monte Carmelo, de la que resultó vencedor. Se retiró al monte Horeb, donde se le apareció el Señor. Subido al cielo sobre un carro de fuego, dejó su herencia al profeta Eliseo, al cual donó su propio manto y dos tercios de su espíritu profético.
Espíritu Santo
En la Biblia se habla a menudo del Espíritu Santo, que en el Nuevo Testamento es revelado por Jesús como Dios. Ya en el episodio del bautismo de Jesús el Espíritu es visto como una paloma, símbolo de la paz, de la mansedumbre, del modo como Dios obra en la historia.
El Espíritu de Dios, que es Dios, aparece otras veces bajo el símbolo del fuego. De este modo se le aparece a Moisés en la zarza ardiente así se manifestó en el corazón de Jeremías y así descendió sobre los apóstoles de Jesús en la sugestiva escena de los Hechos de los Apóstoles. Y estas lenguas de fuego son el signo de la capacidad de testimoniar la Palabra de Dios entre los hombres; son el símbolo de una capacidad de comunicar, de modo claro y comprensible, con los que escuchan; signo, además, de unión de los hombres entre ellos, de la relación recíproca a través de la caridad, la alegría, la paz, la mansedumbre y la benevolencia.
Evangelio según san Mateo
El primer Evangelio está atribuido por la tradición a Mateo, recaudador de impuestos en Cafarnaum, llamado directamente por Jesús a formar parte de sus apóstoles. Escrito para los cristianos de origen judío, este Evangelio nos ha llegado en griego. Está caracterizado por cinco grandes sermones y una serie de episodios de la vida de Jesús en común con los Evangelios de Marcos y Lucas.
Se abre con la Genealogía y cuenta el nacimiento de Jesús (cap. 1-2); a continuación, describe la obra de Juan Bautista y recuerda el bautismo de Jesús y las tentaciones en el desierto (cap. 3-4). Mateo sitúa en el capítulo cuarto el inicio de la predicación de Jesús y las curaciones realizadas en Galilea. La enseñanza del Maestro está dividida en 5 grandes secciones:
- 1) El Sermón de la Montaña (cap. 5-7), base de la vida moral;
- 2) Las instrucciones dadas a los Apóstoles enviados en misión (cap. 10);
- 3) Las parábolas del Reino de Dios (cap. 13);
- 4) El sermón eclesial (cap. 18): ideal de fraternidad para la vida de la Iglesia y
- 5) El final de esta era y el inicio de una nueva (cap. 24-25).
- En los capítulos 26 y 27, Mateo describe los acontecimientos de la última semana que se concluirán en el capítulo 28 con la muerte y resurrección del Hijo de Dios.