La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Ignudi y medallones en torno a 

La separación de la luz y las tinieblas

Ignudi Pareja 9 OK Pfeiffer Ignudi Pareja 10 OK Pfeiffer

En la primera página de las Sagradas Escrituras se presentan cuatro «potencias» que Miguel Ángel, al trabajar más tarde en la realización de las tumbas de los Médicis, dispuso por parejas pero formando un grupo de cuatro sujetos: la mañana, la tarde, el día y la noche. Si aplicamos este principio al último de los grupos formado por cuatro jóvenes desnudos que el artista toscano pintó en la Capilla Sixtina, descubriremos el significado de estas figuras.

Uno de los jóvenes que aparece en la escena de la Separación de la luz y las tinieblas, sentado sobre una tela de color rosa, se halla arrellanado desgarbadamente y desperezándose como si acabara de despertar; indudablemente representa la mañana. En diagonal, en el lado opuesto, se encuentra un joven cargando con un pesado haz de leña de encina, uno de cuyos extremos se apoya sobre sus hombros. Representa a los trabajos del día. El joven de aspecto distinguido que descansa sentado frente al anterior debe de ser la tard. Y la última de las cuatro figuras desnudas, pintada con colores fríos y pálidos, que presta atención a una tela de un frío color azul, representa la noche. Y, en efecto, esta figura se encuentra en el lado opuesto del joven que representa la mañana.

La figura masculina de la noche transgrede una ley fundamental concerniente a la representación de potencias espirituales y abstractas, no perceptibles inmediatamente, mediante personificaciones concretas. Ya desde la antigüedad, siempre se ha observado la ley de la concordancia del género gramatical, la cual obliga a que un concepto sea siempre representado por una persona de su mismo género biológico: un concepto femenino se representará con una persona del género femenino, y un concepto masculino, con una del género masculino.

«Noche» (en latín nox) es del género femenino, pero Miguel Ángel pintó las veinte figuras desnudas de acompañamiento como jóvenes del sexo masculino, lo que nos obliga a relacionar esta circunstancia con su significado fundamental. Los veinte jóvenes, portadores de otros tantos episodios de la Revelación -en sentido literal- han de ser forzosamente ángeles, porque representan la Revelación de Dios tal como está escrita tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

Para la teología del Renacimiento, todos los ángeles de Dios eran potencias espirituales. Ahora bien, todas las cosas perceptibles, sensibilia, se representan por medio del cuerpo femenino desnudo, mientras que las potencias puramente espirituales, intelligibilia, lo eran mediante el masculino. Volveremos a ocuparnos de este concepto cuando tratemos de las figuras desnudas de color broncíneo, entre las cuales no faltan las de género femenino.

·Los medallones de bronce

·Galería

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