La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Los antepasados de Cristo


La limpieza de los frescos de Miguel Ángel nos ha permitido vol­ver a ver los frescos en sus fastuosos colores y poder profundizar en el estudio de su significado de una forma que antes era inimagina­ble. Comparar estas composiciones con los textos litera­rios en los que se inspiraron, en primer lugar la Concordia Novi ac Veteris Testamenti de Gioacchino da Fiore, ha permitido conocer su verdadero contenido. Sólo así han podido apreciarse los verdaderos valores artísticos de Mi­guel Ángel.

En todo el arte cristiano figurativo, nadie ha representado de una forma tan amplia y detallada a los antepasados de Jesús, estirpe por estirpe. Asimismo, en ningún texto de la literatura cristiana la sucesión genealógica de los antepasados de Jesús tiene un papel tan importante como en la Concordia de Gioacchino da Fiore. Probablemente, quien dirigió a Miguel Ángel hacia los escritos del abat calabrés, fue Pietro Colonna, Il Galatino, aunque es posible que Miguel Ángel ya conociera las ideas de Gioacchino a través de los sermones de Savonarola.

Gioacchino da Fiore dividide la historia en seis períodos por lo que antepasados de Jesús aparecen pintados en los seis gajos de los arcos de cada pared y en los arcos de la bóveda correspondientes a éstos. Cada uno de estos grupos está vinculado a la apertura de los siete sellos del Apocalipsis.

La genealogía está tomada del evangelio de Mateo pues, como ocurre en el mismo, no figuran las generaciones de Acaz, Joás y Amasias.

Otra fuente literaria fue un comentario sobre el Libro de los Números realizadas por Orígenes, en el que las cuarenta y dos generaciones se identifican con las cuarenta y dos etapas realizadas por los israelitas en el desierto antes de llegar a la tierra prometida. Cuarenta y dos, por otro lado, es un número sagrado en sí, ya que se obtiene añadiendo al Decálogo los Cuatro Evangelios, todo multiplicado por la Trinidad.

Cuarenta y dos es un cifra con la que también especuló Hugo de San Víctor, quien sostiene que 42 es el número de codos del Arca de Noé, un lugar seguro durante el Diluvio, presagiando a la Iglesia que sobrevive a las acechanzas del mundo.

Miguel Ángel aplicó en los sectores de las lunetas principios compositivos propios e innovadores. En la luneta de Jacob-José, situada encima de la pared de la entrada, trabajó siguiendo el principio de las múltiples interpretaciones de un mismo personaje según su relación con las demás figuras representadas en el mis­mo luneto. Así, por ejemplo, una misma figura femenina puede representar tanto a Raquel, mujer de José el egip­cio, como a María de Nazaret. Además, sigue estando en vigor el valor iconográfico del color, ya defini­do en los frescos del siglo XV existentes en la capilla. Las características cromáticas, los gestos y el significado de los antepasados de Jesús, tal como fueron presentados por Gioacchino da Fiore, permitieron que Miguel Ángel ex­presara constantemente en sus frescos opiniones críticas respecto a la Iglesia y el Papa.

Aunque Miguel Ángel conociera las obras de Gioacchino da Fiore y las ideas formuladas en ellas, no es posible que concibiera los frescos de la Sixtina sin la ayuda de un consejero en teología. De todas maneras, aprendió muchísimo en muy poco tiempo, y para realizar sus composiciones recurrió a una muy libre interpretación alegórica de las Escrituras, con la que seguramente se fami­liarizó mediante la ayuda de un teólogo. Sus críticas respec­to a la Iglesia y al Papa, que son frecuentes, pudieran muy bien ser una contribución propia del mismo Miguel Ángel. Además, gracias a la interpretación alegórica, han podido tomarse en consideración las múlti­ples estratificaciones existentes en diversas narraciones del Antiguo Testamento, lo que significó para Miguel Ángel una ampliación de las posibilidades expresivas de su capacidad artística, que adaptó con el fin de ofrecer una pluralidad de significados.

· Simbolismo General de los Antepasados de Cristo

· Los antepasados de Cristo

 

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