Sibila Eritrea
“… teniendo un libro apartado, intenta pasar una hoja, mientras tiene una rodilla sobre la otra, pensando con seriedad en lo que debe escribir, hasta que un ángel que tiene detrás, soplando en un tizón, le enciende el candil. (Giorgio Vasari, Vida de Miguel Ángel Buonarroti, florentino, 1568)
La sibila de Eritrea es en realidad babilónica, pues nació en Caldea, el lugar de nacimiento de Abraham, el fundador del judaismo. Al igual que la sibila Délfica, la sibila de Eritrea es muy masculina. Su brazo derecho recuerda el David de Florencia.
De acuerdo con la tradición de los Libros sibilinos judíos, una de las nueras de Noé que se salvaron del Diluvio se llamaba Eritrea, y por tal motivo la encontramos en la Sixtina debajo del Sacrificio de Noé. Según los oráculos sibilinos judíos, era pagana y participó en la revelación del verdadero Dios gracias a su matrimonio con uno de los hijos de Noé.
Las dos parejas de niños semejantes a atlantes adosados a las semipilastras aluden, con cierto retintín y descaro, al parentesco adquirido a través del matrimonio con un portador de la Revelación. Efectivamente, en ambos lados la joven golpea con la rodilla el muslo del muchacho y parece mirar hacia la parte baja de la capilla, en dirección al observador, como preguntándole ingenuamente si le está permitido hacerlo.
Algunos historiadores atribuyen a la sibila de Eritrea la invención del acróstico, pues escribía sus profecías en hojas. Colocadas en el orden correcto, las primeras letras de las hojas deletrearían una palabra clave que serviría para comprender su predicción. En la versión de Miguel Ángel la hoja del libro que tiene ante ella empieza con una gran Q manuscrita.
Se la representa seria, muy absorta en la lectura del libro que tiene delante y del cual está pasando una página. De sus dos asistentes, uno está soplando un tizón ardiente para encender el candil, mientras el otro se restriega los ojos por el sueño.
