La Sibila Pérsica
«… en la que quería expresar la ancianidad: envolviéndola en el ropaje, ha querido demostrar que la sangre ya está helada por el tiempo y, en el momento de leer, por tener la vista debilitada, hace que se acerque el libro a los ojos. (Giorgio Vasari, Vida de Miguel Ángel Buonarroti, florentino, 1568)
Situada frente al profeta Daniel, es también profetisa de los últimos tiempos. Se le atribuye, de hecho, una adivinación referente al triunfo de la Virgen sobre la bestia del Apocalipsis. Miguel Ángel la representa como a una anciana con una joroba pronunciada mientras lee un pequeño libro que, a causa de su debilitada vista, se acerca a los ojos. Aun siendo mayor, posee un brazo increíblemente musculoso que parece pertenecer más a una escultura masculina que a la pintura de una anciana, un toque típicamente paradójico de Miguel Ángel.
El hecho de que tenga el rostro escondido en la sombra ha sido interpretado como una alusión a las tinieblas en que estaban envueltos los paganos. La profecía que se le atribuía se refería a la Encarnación del Hijo de Dios; y, efectivamente, en la bóveda está situada cerca de La creación de Adán.
Poco más se sabe de la sibila Pérsica excepto que supuestamente predijo las hazañas de Alejandro Magno.
