La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Los Elegidos suben al cielo

Salvados 18

«Entonces dirá el Rey a los de su derecha:’’Venid vosotros los benditos de mi Padre, tomad posesión del reino que os está preparado desde la creación del mundo…”

(Mateo 25, 34)

«Luego nosotros, los vivos, los supervivientes, juntamente con ellos seremos arrebatados sobre nubes al aire al encuentro del Señor; y así siempre estaremos con el Señor.”

(1ª Tesalonicenses  4, 17)

Miguel Ángel organizó la ascensión de los elegidos en dos subgrupos con forma de V, el más pequeño a la derecha y el mayor a la izquierda. Dos almas izadas a pulso por un ángel parcialmente agachado, poderoso y pleno de garbo Salvados 19cforman el brazo derecho de la V más pequeña; el cordón de salvamento formado por cuentas de rosario por el que el ángel sostiene a ambas figuras -imagen que aparece por vez primera en una escena de Juicio Final-, y el ánima de perfiles vagos que reza en una nube con forma de capullo representan de manera explícita la doctrina de la oración como elemento crucial de la salvación.

El brazo izquierdo de la V más pequeña contrasta vivamente con el otro. Las ánimas parecen aquí más avisadas, más dueñas de sí. El desnudo en primer plano se las ha ingeniado para impulsarse por sí mismo en su ascensión; así, apoyándose con el brazo derecho en la rodilla envuelta en un manto azul de un compañero que lo abraza por detrás, proyecta hacia arriba su brazo y su pierna izquierdos en una suerte de salto. Miguel Ángel transmite de este modo la idea -también crucial en la teología de la oración- de que la gracia sólo se otorga a aquellos que asumen su fe de forma libre y voluntaria. Casi todos los compañeros de nuestra autopropulsada ánima se vuelven hacia la izquierda, centrando su atención en el subgrupo que forma la V más grande.

Resucitados 12cResucitados 12dUna mujer en claroscuro con los tobillos atados por un sudario forma el vértice de esta V mayor; en estado de éxtasis, las manos levantadas enmarcándole el rostro vuelto hacia arriba, con la boca abierta y los ojos cerrados, asciende atraída por la fuerza mística que emana de Cristo. A la izquierda, la figura maciza de un desnudo masculino pende de la mano de un ángel que se asoma por encima de una nube y lo toma levemente por la muñeca; un segundo ángel con una cinta blanca y una túnica roja se arrodilla tras él y señala el camino hacia Cristo; detrás de ellos, tres bienaventurados, uno de ellos a cuatro patas, observan este dispositivo de salvación. El drama de la ayuda angélica encuentra su eco bajo los pies del ángel ribeteado en verde, donde una mano auxiliadora surge de entre las nubes y toma por la muñeca a una figura de blanco y verde oliva vuelta de espaldas.

Salvados 27

Miguel Angel ejecutó este ángel, con los músculos vibrando en tensión bajo la piel, a modo de variación de virtuoso del que sostiene el rosario y lo situó junto a la comisa del muro -igual que había hecho con las almas que saltan desde el montículo en el grupo que queda justo debajo- a fin de equiparar la capacidad sustentante de la arquitectura y la de los músculos y, al mismo tiempo, contrastar soporte material y espiritual.

Resucitados 12A la derecha de la mujer en éxtasis del vértice de la V, otro desnudo masculino en situación frontal, con la pierna y el brazo derechos levantados a la luz y las extremidades izquierdas caídas y en sombra, pende de las manos de un ángel vestido de verde y dorado que lo levanta por las axilas.

Por encima de esta figura y a su derecha, cuatro almas más, vistas de espaldas o de lado y todas con una o ambas manos extendidas, parecen poderosamente atraídas hacia Cristo a través de las diagonales de fuerza indicadas por las figuras de hábito rojo y verde que asoman por encima de una nube. El que dos de estas cuatro almas Resucitados 12faparezcan cegadas, al menos en parte, por los sudarios que envuelven sus cabezas sugiere la naturaleza involuntaria de su movimiento; aún más, las otras dos, cuyas manos diestras casi alcanzan a tocarse, se arrodillan forzadamente sobre su pierna izquierda y caen en torpe concatenación, atraídas por la energía mística que irradia de Cristo.

De esta manera, Miguel Ángel indica la total dependencia de la misericordia divina de casi todos los bienaventurados que componen la V mayor, carentes de control sobre sí mismos y cuyos movimientos se deben siempre a fuerzas externas. La motivación interna de los personajes de la V menor sugiere, sin embargo, que la salvación depende también de la interacción del libre albedrío con la gracia divina, expresada tanto en la fe como en las obras. El artista transmite ese mismo mensaje al contrastar la dependencia de los bienaventurados de la V mayor con la autonomía del grupo más grande de resucitados que se encuentra justo debajo, contraste que le sirve también para animar el conjunto. La motivación interior de los elegidos de la V pequeña contrasta de forma semejante con el desamparo del grupo pequeño de resucitados situado debajo de ellos.

·Simbología

·Galería

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