La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)


Circuncisión del hijo de Moisés

Autor: El Perugino y el Pinturicchio

Éxodo 4, 18-20; 24-26: “Moisés volvió a casa de Jetró, su suegro, y le dijo: «Déjame marchar y volver a mis hermanos, que están  en Egipto, para ver si todavía están vivos».
Jetró le dijo: «Vete en paz». El Señor había dicho a Moisés en Madián: «Anda,
vuelve a Egipto, porque han muerto todos los que querían matarte». Moisés tomó
a su mujer y a sus hijos, los montó en un asno y se fue a Egipto, llevando en
su mano el bastón de Dios…. Por el camino, donde Moisés pasaba la noche, el
Señor se le presentó para darle muerte. Entonces Séfora, tomando un pedernal
afilado, cortó el prepucio de su hijo y lo arrojó a sus pies diciendo: «Esposo
de sangre eres para mí». Y el Señor le dejó.”

El fresco lleva el siguiente título; «OBSERVANCIA DE LA ANTIGUA REGENERACIÓN POR MEDIO DE LA CIRCUNCISIÓN DE MOISÉS».

Siguiendo el estilo medieval de ilustrar una serie de episodios en un mismo cuadro, el Perugino representa varios episodios en la misma escena.

Moisés se despide de su suegro Jetró (A) y, con su mujer Séfora y los hijos Guerson y Eliézer y el séquito, se encamina hacia Egipto. Durante el viaje, el ángel del Señor le sale al encuentro (B). Séfora circuncida a Eliézer (C), mientras Moisés y el primogénito observan el rito (D). Esta es la toma de conciencia por parte de Moisés de su propia misión ante el pueblo elegido.

Resulta difícil identificar a los personajes que aparecen retratados en esta escena. Algún estudioso ha identificado en el joven que está detrás de Moisés cuando es detenido por el ángel, al pintor Pinturicchio.

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