Creación del Sol, la Luna y las plantas
“Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años; y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra». Y así fue.” (Gén 1, 14-15)
“… enseñando toda la espalda hasta los pies; cosa muy bella y que demuestra las posibilidades que ofrece el escorzo. ” (Condivi, Vida de Miguel Ángel Buonarroti).
“Hay algunos ángeles que le acompañan, uno de ellos, a la izquierda, esconde el rostro apretándose a su Creador, como defendiéndose del nacimiento de la luna.” (Condivi, Vida de Miguel Ángel Buonarroti)
Miguel Ángel dedicó el último de los paneles mayores de la bóveda a ilustrar el cuarto día de la creación. En él vemos dos veces al Dios Creador: primero frontalmente, en el acto de crear las grandes luces del cielo haciendo un gesto imperioso con las manos, y después de espaldas, haciendo brotar la vegetación. En la escena de la creación del mundo vegetal está solo, pero en la que crea el sol y la luna aparece acompañado por cuatro figuras. Dos de ellas se encuentran cerca de su pecho, en su costado derecho y cerca del sol, mientras que las otras dos se hallan detrás, debajo de su brazo izquierdo y cerca de la luna.
La acción divina parece coger también por sorpresa a los ángeles que le acompañan, deslumbrados por la luz. La misma figura de la divinidad es mitad luz y mitad sombra.