Historias de Moisés
En el segundo capítulo del libro del Éxodo se cuenta que cuando Moisés nació sus padres lo mantuvieron oculto durante tres meses, y que después su madre lo abandonó en las aguas del Nilo dentro de un cesto de juncos untado con pez y betún, con el fin de eludir la ley del faraón que obligaba a matar a todos los recién nacidos varones de los hebreos.
El autor de la Expositio nos hace una comparación entre los tres temas esenciales para comprender la simbología de la Capilla Sixtina: Moisés, Jesucristo y la Virgen María:
«Moisés significaba Cristo, y los tres meses durante los cuales Moisés permaneció oculto significan tres épocas: una es la anterior al diluvio universal, la segunda es la que sigue al diluvio y llega hasta Moisés, la tercera abarca desde Moisés hasta la venida del Señor… pero con la cesta de juncos se hace referencia a la beata Virgen María. La madre ha preparado un cesto de juncos donde coloca a Moisés, porque la Sabiduría de Dios, que es el Hijo de Dios, ha elegido a la beata y gloriosa siempre virgen María en cuyo incontaminado vientre materno debía formarse el hombre por medio de la unidad de la persona con El [o sea el Hijo de Dios]. En el betún, que no puede disolverse en el agua, podemos reconocer la virginidad de la beata María que no fue violada por ninguna excitación camal. En la pez, que conserva el vino, podemos reconocer a la humildad, guardiana de todas las demás virtudes».