La Capilla Sixtina

«Santuario de la teología del cuerpo humano» (Juan Pablo II)

Simbolismo

No podemos ser tan ingenuos para creer que Miguel Ángel y los otros pintores que trabajaron en la Sixtina, por muy geniales que fuesen, crea­ran e idearan personalmente los contenidos de los temas ilustrados en sus pinturas. En efecto, tanto el papa Sixto IV como su sobrino Julio II designaron a algunos expertos en teología para aconsejar a los artistas. Por consiguiente, si queremos comprender el contenido temático de las pinturas que encargaron estos papas, deberemos profundizar en las ideas de dichos consejeros.

La exégesis bíblica alegórica se practicaba en la escuela franciscana, lo que explica por qué el teólogo y papa franciscano Sixto IV fuese un maestro en este arte. El asesor de los pintores de los frescos de la Ca­pilla Sixtina estudió profundamente a numerosos autores de la exégesis bíblica a la luz de los múltiples sentidos de las Escrituras. Cuando Julio II establece un programa erudito para los pintores encargados de decorar los ambientes vaticanos no hace sino imitar a su tío Sixto IV.

Gracias a documento  fechado el 17 de enero de 1482 y autentificado por un notario acerca de la evaluación de los cuatro primeros frescos se mencionan, además de los cuatro pin­tores -Cosimo Rosselli, Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio y Pietro Perugino-, a los encargados de evaluar las pinturas. Entre ellos se encuen­tran dos teólogos, tres pintores y Giovanni de’ Dolci, arquitecto de la capilla. Los dos teólogos son Antonio da Pinerolo, de la orden franciscana, in sacra pagina magister, es decir, erudito en el tema de las Sagra­das Escrituras, y Bartolomeo de Bollis, canónigo de San Pedro. Podemos considerar que el experto franciscano fue la persona que delineó el programa desarrollado en los frescos, basándose para ello en textos teológicos pertene­cientes a la exégesis alegórica. Efectivamente, a él es a quien se menciona primero en el peritaje. A su lado se encuentra el canónigo, y en último lugar, entre los arbitres, es decir, los estimadores, el arquitecto. Las primeras en evaluarse fueron las cuatro istoriae completadas cum cortinis cornicibus et pontificibus, es decir, pinturas murales, que representan acontecimientos históricos, acompañadas por drapeados, marcos y representaciones de pontífices.

Los libros principales de los que los expertos en teología ex­trajeron los principios en que se basaron para crear su programa, son básicamente dos:

Pietro Colonna Galatino, en su obra Apo­calypsis Nova se refiere a la predicción del advenimiento de un papa parecido a un ángel, el «pastor angelicus», con el cual acabarán los tiempos de decadencia de la Iglesia, tiempos en proceso de degeneración. Pietro Colonna sos­tiene esta idea en varias de sus obras. Una de ellas, conser­vada sólo en manuscrito, se titula precisamente De ecclesia restituía («La Iglesia restaurada»), mientras que en De Pastore angelico («El Pastor angélico») trata acerca de la figura de un papa parecido a un ángel. Otra de las numerosas obras de este teólogo se ocupa de la Sagrada Escritura en general.

El otro es la Expositio super septem visiones libri Apocalypsis, texto atribuido a san Ambrosio, aunque varias re­ferencias contenidas en él nos hacen suponer que fue escrito en una época bastante más tardía, posiblemente en el siglo IX, por un tal Berengaudus también conocido como Pseudo Ambrosius.

En estos libros se encuentran los conceptos fundamentales para comprender los significados de los frescos de la Capilla Sixtina.

1.- El concepto de «cielo»

2.- La dedicación a la Virgen María

3.- La Expositio super septem visiones libri Apocalypsis

y su relación con los frescos de la capilla Sixtina

4.- Los Tituli

5.- Relación Esposo-Esposa

6.- Mensajes a los papas

7.- Principales imágenes simbólicas de la capilla Sixtina

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